
El ícono chileno de la cumbia hizo vibrar Buenos Aires con una noche cargada de emoción, ritmo y gratitud, sellando su vínculo con el público argentino en un concierto histórico.

Con un repertorio plagado de hits, Americo celebró 15 años de “A Morir” uno de sus discos más emblemáticos, junto a colaboraciones gigantes como Angela Leiva, Daniel Agostini, Ariel Pucheta, Valentino Merlo y Valeska.
El viernes por la noche Buenos Aires bailó como nunca. Y el responsable fue un verdadero arquitecto de la cumbia: Americo con su banda transformaron el Opera en una gigantesca pista de baile, a través de un show inolvidable en el que repasó los himnos que marcaron 15 años de A morir y siguen encendiendo almas argentinas.
Desde que sonaron los primeros acordes de “Te vas”, el teatro explotó en un ritual colectivo de euforia, donde miles de personas se entregaron a la fiesta. No hubo pausas, no hubo tregua. Con una seguidilla de clásicos demoledores como “Embrujo”, “Una cerveza” y “Que levanten la mano”, quedó claro que no era solo un concierto: era una celebración de la música, del ritmo, de la vida.

Americo, acompañado por una banda impecable y vocalistas que brillaron con luz propia, desplegó toda su artillería de grandes hits. Lo secundaron músicos de enorme talento.
Cada canción brindó una ola de recuerdos y energía: como los mix de Selena, “un mix folklorico”, en un tramo dedicado a sus colaboraciones que desató la locura de toda la audiencia.
Como en toda celebración, grandes artistas invitados como Angela Leiva, Daniel Agostini, Ariel Pucheta, Valentino Merlo y Valeska se sumaron a la fiesta de Américo.




También hubo lugar para himnos tropicales que Americo produjo y que son parte del ADN musical de nuestro tiempo: La emoción creció con cada tema. El público cantó, bailó y se abrazó. Cuando llegó el cierre con “Te vas”, el Opera fue un solo latido, una sola voz. Américo no vino a mirar hacia atrás. Vino a recordarnos que la música que hizo historia sigue viva, vibrante, actual. Y si hay algo que nos une, que nos enciende y nos libera, es el poder de una buena canción.
Anoche, Buenos Aires no solo asistió a un show, fue parte de una fiesta irrepetible que será difícil de olvidar. Américo será indudablemente uno de los espectáculos más conmovedores del año.
