
El cantautor irlandés brindó un show íntimo y poderoso en Buenos Aires, combinando espiritualidad, sensibilidad y potencia sonora. Este show de regreso en el marco del tour “Unreal Unearth” presentó un recorrido musical por su nueva obra y los clásicos que lo consagraron ante una multitud de fans argentinos.

Las luces bajas del Movistar Arena prepararon el terreno para una noche de emociones profundas y belleza sonora. En el marco de su Unreal Unearth Tour , Hozier volvió a presentarse en Argentina, esta vez con un show solista —había tenido su debut en el marco de Lollapalooza Argentina 2024— con producción de DF Entertainment, donde demostró por qué es uno de los artistas más trascendentes de su generación.
Acompañado por una banda de gran formato , cuerdas, coristas, múltiples teclados y una sección rítmica poderosa, el irlandés desplegó, durante más de una hora, un repertorio cargado de poesía y espiritualidad. El tour “Unreal Unearth”, con el que Hozier está presentando su tercer trabajo discográfico que le da nombre a la gira, ya conquistó escenarios y fans de Europa y Norteamérica, pero la emoción de esta noche en Argentina sin dudas será inolvidable tanto para el artista como para los fans presentes. El show comenzó con “De Selby”, un díptico atmosférico que combinó gaélico, funk y psicodelia, abriendo las puertas a un viaje musical profundo y envolvente.

El setlist fue una mezcla equilibrada entre lo nuevo y lo ya clásico. Hozier presentó temas de su aclamado álbum Unreal Unearth (2023) y del EP Unheard, junto a clásicos que marcaron su carrera. “Jackie and Wilson” desató una ola de energía retro y soul, mientras que “Abstract (Psychopomp)” sumergió al público en un clima introspectivo y emocional. La reciente “Too Sweet ”, celebrada sobre todo por la audiencia más joven, aportó un toque moderno y vibrante al set.
No faltaron los grandes momentos de comunión con el público: el himno “Take Me to Church” fue recibida con un coro unísono que hizo vibrar el estadio, mientras que “Someone New” y “Nina Cried Power” destacaron su habilidad para alternar ternura, groove y activismo. El cierre con “Work Song” selló la noche con un aura espiritual, dejando a la multitud en un estado especial que se comprobaba mirando las caras en el estadio.

El público, completamente entregado desde el primer acorde, acompañó con aplausos y silencio reverente en los momentos más íntimos. La puesta en escena, sin ostentaciones, reforzó esa atmósfera tenue, con juegos de luces cálidas y una dirección artística minimalista y efectiva que tiene a la música y a la potente voz del cantautor como protagonistas absolutos.
En tiempos de ruido y fugacidad, Hozier ofreció un espacio para la contemplación y la conexión . Con su mezcla única de folk, soul y profundidad poética, transformó el Movistar Arena en un templo de emociones.
